Recién han pasado los días de Semana Santa en que rememoramos la pasión, muerte y resurrección de Jesús “El Nazareno”. No podemos dejar de hacer una mención especial, sobre todo porque se trata de nuestro Señor Jesucristo, llamado también “El Cristo del Amor”. Y el amor es algo que le vincula mucho con nosotras, las mujeres. La Mujer es toda Amor y que ante las vicisitudes, resurge gloriosamente de las caídas así como lo hizo nuestro Padre Celestial. Simbollizamos así en nosotras su propia resurrección transformada en esperanza ante las dificultades, y de su amor… ¡Una promesa eterna!
El destino de cada mujer que nace en nuestro planeta tierra, es de vida, nunca de muerte; es de plenitud en la felicidad, no del fracaso total. Por eso, en medio del caminar, a veces fatigoso y desalentador de este mundo que nos pone obstáculos que son como telarañas que debemos quitar con seguridad, también debemos ir retirando insidias de enemistades movidas por el resorte cruel de las envidias y la codicia, con las que al parecer, quisieran impedirnos que alcancemos la plenitud de vida.
Jesús Cristo dijo: “Si alguno quiere seguirme, no se busque a sí mismo, que tome su cruz cada día y me siga”. ¿Qué indicaba con estas palabras nuestro Señor?, ¿Será acaso abandonarnos a nosotras mismas para entregarnos al dolor y al sufrimiento? ¡Por supuesto que no!. Al decir El Señor: “No se busque a sí mismo”, nos estaba indicando que dejemos de lado los apegos, las costumbres, los hábitos, los vicios, los errores, y que no nos identifiquemos tanto con las cosas materiales de este mundo, que son superfluas y pasajeras. Y “Tomar la cruz para seguirle” indica enfrentar y afrontar con valor y honradez cada golpe de la vida sin devolver la pedrada, que no se vale.
Imaginen ustedes: ¿Por qué nuestro mundo está en bancarrota de todos los principios y valores? ¡Pues por eso precisamente! Porque ante las agresiones, todo mundo responde con más agresión y donde la violencia, engendra más violencia. Si el hombre levanta la voz, la mujer grita más fuerte, si él la amenaza, ella se burla, olvidaron ambos la prudencia, el respeto y el amor que debe reinar en sus corazones, a pesar de sus defectos y no por ellos.
Entonces; la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, nos invita a servir, a perdonar, a fomentar la mansedumbre con prudencia y humildad, a no ser indiferentes ante el dolor ajeno y ante el hambre o la ignorancia de los demás. Jesús nos invita amigas(os), a no ser egoístas, sino cercanas(os) y serviciales, sobre todo en apoyo a los más necesitados: “Este es el Plan Divino de nuestro Señor”: Dad a los más necesitados, buscad a los enfermos para curarles y no a los sanos que son los que menos ayuda necesitan. ¿Por qué creen ustedes que Jesús anduvo entre leprosos y rameras? ¡Para sanarlos por supuesto, porque Él es Camino, Verdad y Vida Eterna!
Esta misma, es la cruz que Jesús nos invita a tomar. Es el proyecto de Dios para liberarnos de la esclavitud oscura del pecado, de las tinieblas de nuestro corazón plagado de envidias y acechanzas. Jesús quiere sumergirnos en la luz de su resurrección y en el río de su espíritu, liberarnos del error y la mentira… ¡Que vivamos en la verdad y en la luz!. Pero la mujer cristiana amigas queridas, para poder resucitar de sus propias tinieblas, tiene que asumir también la cruz de las grandes pruebas y dificultades de la vida, pero con la esperanza cierta de que resucitará lista, preparada y dispuesta para una vida nueva, donde el Todopoderoso la habrá rescatado del pecado, y donde Jesús siempre y por siempre nos espera a todas nosotras con sus brazos abiertos, para ofrecernos la palma de la victoria que es su propia Resurrección.
Jesús Cristo dijo: “Si alguno quiere seguirme, no se busque a sí mismo, que tome su cruz cada día y me siga”. ¿Qué indicaba con estas palabras nuestro Señor?, ¿Será acaso abandonarnos a nosotras mismas para entregarnos al dolor y al sufrimiento? ¡Por supuesto que no!. Al decir El Señor: “No se busque a sí mismo”, nos estaba indicando que dejemos de lado los apegos, las costumbres, los hábitos, los vicios, los errores, y que no nos identifiquemos tanto con las cosas materiales de este mundo, que son superfluas y pasajeras. Y “Tomar la cruz para seguirle” indica enfrentar y afrontar con valor y honradez cada golpe de la vida sin devolver la pedrada, que no se vale.
Imaginen ustedes: ¿Por qué nuestro mundo está en bancarrota de todos los principios y valores? ¡Pues por eso precisamente! Porque ante las agresiones, todo mundo responde con más agresión y donde la violencia, engendra más violencia. Si el hombre levanta la voz, la mujer grita más fuerte, si él la amenaza, ella se burla, olvidaron ambos la prudencia, el respeto y el amor que debe reinar en sus corazones, a pesar de sus defectos y no por ellos.
Entonces; la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, nos invita a servir, a perdonar, a fomentar la mansedumbre con prudencia y humildad, a no ser indiferentes ante el dolor ajeno y ante el hambre o la ignorancia de los demás. Jesús nos invita amigas(os), a no ser egoístas, sino cercanas(os) y serviciales, sobre todo en apoyo a los más necesitados: “Este es el Plan Divino de nuestro Señor”: Dad a los más necesitados, buscad a los enfermos para curarles y no a los sanos que son los que menos ayuda necesitan. ¿Por qué creen ustedes que Jesús anduvo entre leprosos y rameras? ¡Para sanarlos por supuesto, porque Él es Camino, Verdad y Vida Eterna!
Esta misma, es la cruz que Jesús nos invita a tomar. Es el proyecto de Dios para liberarnos de la esclavitud oscura del pecado, de las tinieblas de nuestro corazón plagado de envidias y acechanzas. Jesús quiere sumergirnos en la luz de su resurrección y en el río de su espíritu, liberarnos del error y la mentira… ¡Que vivamos en la verdad y en la luz!. Pero la mujer cristiana amigas queridas, para poder resucitar de sus propias tinieblas, tiene que asumir también la cruz de las grandes pruebas y dificultades de la vida, pero con la esperanza cierta de que resucitará lista, preparada y dispuesta para una vida nueva, donde el Todopoderoso la habrá rescatado del pecado, y donde Jesús siempre y por siempre nos espera a todas nosotras con sus brazos abiertos, para ofrecernos la palma de la victoria que es su propia Resurrección.
ک!мþℓعмэи†э T A M A R A ک!мþℓعмэи†э
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2 comentarios:
Precioso post Tamara me ha encantado.
Un besito con todo mi cariño.
Que pases una feliz semana.
Gracias Mi QUERIDA AMIGA ,,,
UN beso enorme a ti y igual una semana feliz..
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